Andrés Cepeda y Elisa Restrepo en la portada de la revista Aló

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Todo es mágico en Ciaché (La casa del varón), ese paraje recóndito con pasado muisca, enclavado en una montaña, a tres horas de Bogotá. Es una típica cabaña de entrada empedrada, olor a cedro e inmensa chimenea. Se accede luego de cruzar un largo camino destapado... A un costado, a pocos metros de esta casa reposa una sosegada y verde laguna.

Es el refugio de Andrés Cepeda (39). De allí han salido varias de sus canciones y es el lugar al que se escapa para relajarse y reflexionar: prender la chimenea, tomarse un trago, oír jazz y simplemente no pensar. En la propiedad, que adquirió su papá en 1978, confluyen su realidad y sus sueños. Hay fotos de la familia por las paredes, recuerdos de infancia y de juventud inmortalizados que la convierten en el templo que hoy comparte con Elisa Restrepo (26), su amor desde hace un año y medio.

Llegaron allí para pasar unos días de descanso, pues el 15 de septiembre el carismático cantante arranca una maratónica gira de conciertos por el país, que combinará con su labor como coach en el concurso La voz, de Caracol.

Lo que empezó como el tercer o cuarto capítulo de su historia de vida amorosa, terminó convirtiéndose en el primero, en el más intenso y en el más importante. Sí, Elisa llegó para revolucionar su mundo... Durante las fotos se miraron embelesados, pasearon de la mano, no pararon de hacer chistes, de reír en complicidad; están completamente enamorados.

¿Cómo se encontraron?

No olvido el diciembre del 2010. Saqué tiempo de la gira para hacer un proyecto que se llama Vivo en directo, estaba promoviendo este trabajo y en busca de repertorio y nos conocimos en Medellín. Ella me entrevistó y quedé fascinado con esa periodista, me pareció hermosísima y la convencí de que fuera al otro día al concierto y allá apareció con su prima.

¿Le dedicaste canciones?

Me emocioné mucho al verla. Le canté, le hice chistes y no paré de mirarla.

¿Cuánto duró el coqueteo?

Estuvimos saliendo casi seis meses, de enero a julio, y me encantó que no me pusiera atención desde el principio, se hacía la difícil. Nos hablábamos por Twitter y de vez en cuando nos veíamos.